En todas las culturas del mundo, las historias de fantasmas suelen ser de las más populares e incluso las más creídas por la comunidad. La mayoría fuimos protagonistas o conocemos historias de algún amigo o familiar que vivió una experiencia sobrenatural con espíritus fallecidos. Lo cierto es que de esas experiencias, no todas pueden ser consideradas “fantasmales”.

Según George Tyrrel, miembro de la Sociedad para la Investigación Psíquica de Londres, existen varias clasificaciones de apariciones de muertos. Una de ellas son las “críticas” que se producen cuando el individuo está agonizando o en un momento difícil dentro de las 12 horas de producirse su muerte.

Se presenta ante su entorno por medio de una alucinación telepática, es decir la visualización de la persona que está muriendo. Los sentidos externos pueden captar la alucinación como si la persona estuviera en cuerpo presente, como si fuese algo real. Este tipo de apariciones pueden ser vistas con sus vestimentas habituales para la rápida identificación de las personas que lo conocieron. Un olor en especial como el perfume que más usaba el difunto también puede definirse como una señal para el perceptor.

El objetivo de las experiencias críticas es comunicarle algo a su ser querido y puede aparecer en cualquier lugar del mundo. Por ejemplo, si una madre fallece en EEUU y su hijo se encuentra en Bélgica, el ectoplasma de la fallecida puede trasladarse hasta el lugar en que se encuentra su hijo para manifestarle que ha muerto o para tranquilizarlo y avisarle que llegó a un buen lugar.

Otras veces, cuando se trata de una alucinación telepática en el mismo instante en que la persona fallece puede ser sumamente traumático, en especial si se trata de una muerte violenta donde el espíritu pide a gritos que lo ayuden.

Cuando la aparición se genera fuera de las 12 horas de producirse la muerte, se denominan post- mortem y cuenta con las mismas características que las críticas. Se cree que se producen ante un atraso en la información telepática.  

Por último, podemos enfrentarnos a una experiencia con fantasmas que aparecen en los lugares donde transcurrió su vida, aunque su visualización no es tan nítida como las manifestaciones críticas y post – mortem.

Además de ser el hogar de la familia real británica, el castillo de Windsor esconde un sinnúmero de fantasmas que vivieron allí. Desde Ana Bolena, ejecutada por su esposo Enrique VIII hasta Jorge III el loco son algunos de los espíritus deambulan por los pasillos y habitaciones del castillo.

Los fantasmas pueden surgir en forma de sombras, con leves contornos o con solo algunos fragmentos de su cuerpo. Por lo general, no es frecuente ver un fantasma desde la altura de las rodillas para arriba aunque existen casos donde se observó la figura completa de un hombre.

A pesar de todo, la vista no es el único sentido que puede verse afectado por estas manifestaciones. En ocasiones, en cualquiera de los grupos de apariciones, podemos detectar la presencia del difunto a través del sonido, por movimiento de objetos o la sensación de que no estamos solos en una habitación.