Desde los tiempos anteriores a Cristo se ha creído en la existencia de brujas. Durante la época medieval la iglesia condenaba con pena de muerte toda práctica de magia y hechicería más aún si la misma era maligna, cobrando así por medio de la inquisición la vida de miles. Sin embargo uno de los casos más curiosos relacionados con la caza de brujas tiene lugar a finales del siglo XVII en la aldea de Salem, una colonia inglesa de Norteamérica ubicada en el estado de Massachusetts.

            En el año 1641 se escribió el código legal del poblado en donde se establece como primer delito capital la idolatría, seguido por la brujería el cual se condena a muerte amparados en las sagradas escrituras donde en el libro del Éxodo reza «No dejarás que una bruja viva», frase que justificará los acontecimientos futuros.

Para la época el poblado vivía bajo estrictas leyes puritanas que ordenaban sus vidas, sin saber el caos que provocaría tal fanatismo. Fue durante el Enero invernal de 1.692 en casa del nuevo reverendo Samuel Parris, donde se dan los primeros casos de embrujos en el pueblo, siendo las víctimas su hija Betty Parris y su sobrina Abigail Williams quienes sufrían convulsiones, fiebre, espasmos, hablaban en lenguas desconocidas, presentaban mordeduras, arañazos en la piel y se contorsionaban. Las jóvenes afirmaban ser víctimas de hechicerías, por lo que el juez local inició las investigaciones pertinentes que sumieron al pueblo en una especie de histeria descontrolada. A su vez, comenzaron a aparecer casos semejantes por toda la localidad. 

            El reverendo Parris sin saber qué hacer llamó a un médico para que examinara a las jóvenes a pesar que ya había encontrado la explicación de lo que sucedía en un texto escrito por el reverendo Cotton Mather, titulado Memorable providences, en donde relata la historia de una joven de Boston que fue embrujada y presentaba los mismos síntomas que Betty y Abigail, aunque lo que sucedía en su hogar se estaba saliendo de control. Luego de una profunda revisión a las jóvenes el médico confirmó lo que tanto temía el reverendo, las pequeñas estaban bajo un encantamiento diabólico y el rumor se corrió rápidamente por todo el pueblo ocasionando gran nerviosismo y paranoia en todos los habitantes.

            Salem era un poblado donde las noches eran espesas y oscuras por lo que era común perderse en los caminos y encontrar animales salvajes de vuelta a casa; el frío del invierno era glacial y propiciaba la pérdida de cosechas y la muerte de los animales de granja, el lugar estaba rodeado por bosques espesos en donde los niños se extraviaban y en los límites se libraban batallas con indígenas nativos a quienes la mayoría temían. Era un ambiente aterrador, donde el silencio y la tranquilidad eran penetrantes y, el fuego era el único aliado en la oscuridad de la temible noche.

            El 29 de Febrero de 1.692 se firman las primeras órdenes de arresto por casos de brujería luego de que las jóvenes Parris y Williams atestiguaran en contra de Tituba, quien era una mujer llegada de Barbados con el reverendo y su familia y se encargaba del servicio del hogar, pero secretamente contaba historias de sus tierras a las pequeñas. A su vez acusaron a Sarah Osborne una terrateniente víctima de rumores pueblerinos por su falta de fe cristiana y a Sarah Good, quien era una indigente que para el momento estaba embarazada. Tituba, fue la única en aceptar las acusaciones sobre brujería y en su testimonio confirmó la participación de las otras dos incriminadas. Luego del arresto de éstas tres mujeres, las denuncias se incrementaron entre vecinos, conocidos y hasta familiares. En ninguno de los casos se presentaron pruebas reales que sostuvieran las acusaciones.

            Tres meses después, en mayo del mismo año, el nuevo gobernador Sir William Phips, estableció un tribunal para juzgar específicamente los casos de brujería, en donde las denuncias aumentaban cada día, así como los testimonios. La primera mujer en ser interrogada fue Ann Foster, una viuda de 72 años de edad, quien al principio negó todos los cargos, pero luego comenzó a relatar una historia increíble sobre su primer encuentro con el demonio y las promesas hechas a cambio de poderes sobrenaturales como hacer maleficios, volar y transformarse. Muchas jóvenes daban a conocer durante los juicios que no habían hecho pactos con el diablo pero que habían sido encantadas a distancia, relatando acontecimientos que sucedían a kilómetros de Salem, profecías y visiones, provocando así el atestamiento de las prisiones del poblado como nunca antes se había visto.

            En 1.688, el reverendo Mather se interesó por el caso de una joven de Boston, Martha Goowin a quien llevó a su casa para poder observar de cerca todos sus síntomas y escribir al respecto en uno de sus textos por publicar. La pequeña cabalgaba corceles imaginarios, aventaba libros, gritaba y demás al estar embrujada por la madre de una lavandera del lugar quien al ser enjuiciada no pudo recitar el padre nuestro como muestra de brujería y fue llevada a la horca en noviembre de ese año. La pequeña Martha maldecía y amenazaba a Mather cuatro años antes de los sucesos de Salem diciendo que “rápidamente llegaría a la desgracia por esa historia”.

            Mather era egresado de Harvard y no sólo él sino el resto de hombres cultos y letrados también se convirtieron en seguidores empedernidos de la cacería de brujas en Massachusetts, en donde tales hechiceras eran adivinas, tenían el poder de mover objetos sin tocarlos, de transformarse en animales, hombres y seres híbridos, sobrevivían a fuertes caídas, acostumbraban a desordenar los graneros y sacar el heno de las carretas, encantaban la cerveza y al ganado, sus poderes se manifestaban principalmente mediante travesuras y el encantamiento de niñas quienes al parecer de los hombres de la época por ser el sexo débil también tenían un espíritu débil y malicioso. 

            A principios de Agosto, el tribunal vuelve a reunirse para condenar a tres hombres, un joven llamado John Willard, un anciano agricultor de nombre George Jacobs, y el primer hombre en ser acusado en toda la aldea: John Proctor. Durante el mismo mes también se llevaron a cabo los juicios hechos a George Burroughs, estando entre los más controversiales, ya que era un ministro de más o menos 40 años de edad acusado de endemoniar a muchas jóvenes. Las mismas presentaban evidencia de golpes, estrangulamientos y mordidas que al parecer coincidían con los dientes de Burroughs, quien negó las acusaciones hasta el final, respondiendo siempre con elocuencia al afirmar que el demonio puede hechizar doncellas a distancia sin utilizar a las brujas y los pactos diabólicos para realizar tales encantamientos, haciendo dudar a los tribunales de Oyer y Terminer que para el momento, (de ser ciertas las declaraciones del ministro) ya había enviado a seis inocentes al otro mundo.

            La mañana del 19 de Agosto la multitud de Salem asiste a las ejecuciones por brujería en las que llevaron a la horca a Jacobs, Proctor, y Willard, a quienes se unieron Martha Carrier y George Burroughs quien antes de ser colgado recitó el padre nuestro sin titubear como muestra del error que estaban cometiendo. Todos se declararon inocentes hasta el final.

            Luego de muchas muertes por acusaciones sin pruebas reales, Mather parece cambiar de parecer y solicita piedad para las brujas hasta no confirmar los cargos de los que se les acusan. Además escribe un texto titulado las maravillas del mundo invisible en donde prácticamente justifica las medidas extremas tomadas durante los juicios de brujas y afirma que es mejor tener brujas fuera de la cárcel que inocentes castigados sin fundamentos.

            El primer ahorcamiento con motivo de los juicios de Salem se dio en Junio de 1.692 y el último en septiembre, durante el otoño del mismo año. En Octubre, 7 menores de edad fueron liberados bajo fianza, a finales del mismo mes el gobernador Phips disolvió el tribunal de brujería, luego del cese de las persecuciones el asunto fue olvidado en el pueblo. Un año después Mather trató a dos chicas con síntomas de embrujos tal como en el pasado, ésta vez las jóvenes no fueron condenadas sino aliviadas con cantos y oraciones.

            Se cree que durante la cacería de brujas de Salem hubo cientos de acusados, de los cuales 19 personas entre 5 y 80 años fueron llevadas a la horca, 14 mujeres, cinco hombres y dos perros. Cuatro años después el jurado  firmó una confesión de error en donde adjudicaban las decisiones tomadas a la euforia colectiva que estaban atravesando en el momento. En la actualidad hay muchas hipótesis sobre lo acontecido, algunos creen que era una manera de deshacerse de sus enemigos, otros hablan de intoxicación por un hongo en el pan de centeno, enfermedades mentales, trastornos por abusos en los niños, etc., sin embargo ésta historia ha inspirado grandes relatos que han provocado el temor de muchos al pensar que la epidemia de brujas en Salem fue real.