En el año 1.908, en Lousville, Kentucky se construyó un edificio llamado Waverly Hills, en donde funcionaría un sanatorio para tratar a las víctimas de la peste blanca o tuberculosis. Para Julio de 1.910 el lugar abre sus puertas teniendo capacidad para 50 pacientes, sin embargo, la plaga se propagó tan rápida y vorazmente que tuvieron que expandir el lugar, contando con más de 400 salas y el equipo médico más moderno para 1.926. El sanatorio operó durante más de cincuenta años, sin embargo cerró sus puertas en 1.962 debido al descubrimiento del antibiótico que sería la cura de la tuberculosis.
Un año después el edificio fue reinaugurado pero ésta vez como un geriátrico bajo el nombre de Woodhaven Medical services, que cerraría en 1.980 debido a que las autoridades pertinentes consiguieron suficiente evidencia de maltrato, abandono y experimentos poco ortodoxos aplicados a los pacientes residentes.
Se cree que al menos 6.000 personas murieron en el edificio, pero no sólo a causa de la tuberculosis sino a partir de tratamientos que hoy en día son considerados tortuosos, como la terapia de electroshock, lobotomías, cirugías experimentales, etc. Con el paso de los años, luego de su cierre el lugar se hizo popular debido a distintas apariciones fantasmales, los visitantes dan testimonio sobre gritos que no se sabe de dónde vienen, sombras que pasan de un lado a otro, risas y susurros de niños, pelotas de juguete que se mueven solas, espectros que observan desde una ventana para luego desaparecer, resplandores extraños, sonidos de cadenas que se arrastran y de puertas que se cierran pero lo más espeluznante es cuando se escuchan personas al toser.
Cuenta la leyenda que en la habitación 502 en el año 1.928 en una mañana cualquiera encontraron a la jefa de enfermería muerta, la mujer se colgó de una de las tuberías de la habitación; cuatro años más tarde, una enfermera saltó por una de las ventanas de la misma estancia. Actualmente hay quienes mencionan que los atrapa un sentimiento ofuscante al entrar a la habitación.
Otro de los lugares más terroríficos de toda la estructura es un túnel subterráneo conocido como el túnel de la muerte, que principalmente servía para ingresar suministros al edificio durante el invierno, ya que no se podía acceder por la ruta común, sin embargo los médicos comenzaron a utilizarlo con otros fines. Los registros del lugar demuestran que un paciente moría por cada hora que pasaba lo que se traduce como un incremento en la cantidad de muertos, así que comenzaron a conducir a los cadáveres por el túnel para llevarlos a la morgue durante la noche. En el lugar se observan sombras, se escuchan pasos, se sienten las almas de todos los cadáveres que alguna vez estuvieron ahí.
En la actualidad a pesar de los años, parece que el edificio sigue siendo lo que era antes, ya que está habitado por las almas de los pacientes que residieron ahí, como si el tiempo no hubiera pasado, como si no hubieran muerto.